#1 - La batalla por las verduras
Slayers Special #4 - La conspiración de la Asociación de Hechiceros |
A continuación podréis encontrar la traducción al español del primer capítulo de la cuarta novela de la saga Slayers Special, べぢたぶる攻防戦 (vegetable koubou-sen).
La traducción está hecha directamente desde el japonés, usando como base los scans de la propia novela y utilizando para las imágenes todos los scans disponibles, tanto de su publicación original en la Dragon Magazine en Mayo de 1992, así como su posterior recopilación en novela, tanto en edición física como digital.
Traducción, adaptación y revisión: shansito
para Lost Slayers – https://www.lost-slayers.net
Todo lo perteneciente a Slayers es © Hajime Kanzaka, Rui Araizumi, Kadokawa Shoten y otros, según proceda.
La batalla por las verduras
—¡Déjame, Illia! ¡No puedo seguir dejando que haga lo que quiera!
—¡Pero...!
Apartándose de la mujer, el hombre dirigió su voz al interior del establecimiento.
—¡Alguien, quién sea...! ¡¿Es que no hay nadie que pueda ayudarme?!
—Oye, oye, Lucas... ¿a qué viene ese escándalo?—se dirigió al hombre el dueño del establecimiento.
... se me pasó por la cabeza que este chico era una especie de héroe local...
—¡Hay que acabar con él...! ¡Con ese maldito... con ese dragón negro!
Tal cual suena.
Sus palabras habían hecho que todos quedaran en silencio.
—Me... me gustaría oír esa historia.
Fui yo quien se decidió a romper el silencio.
—Ah... ¿y tú eres...?—me preguntó el hombre.
—Lina. Lina Inverse.
—Ah, ya veo... tú eres...
Lucas se sentó a mi mesa, asintiendo con la cabeza. Era un hombre con corto pelo moreno y complexión robusta, aunque no era muy alto. Estaba equipado con una espada larga y una armadura de cuero, un equipo bastante ordinario.
—¿Es famosa? —le preguntó Illia-san en un susurro, sentándose a su lado.
Parecía ser una simple chica de aldea. Era hermosa, delgada y tenía la piel clara.
—Sí. Estoy seguro que habrás oído los rumores. Ya sabes, Lina Inverse, la que llaman “inmutable ante la pisada de un dragón”, o “sobras de la comida del gran rey demonio”.
—Ah, ya.
—Oye, un momento.
—[¿Qué ocurre?] —dijeron los dos a la vez.
—¡¿Cómo que qué ocurre?! ¡¿A qué vienen esos apodos?!
—Ah, pero...
—Para empezar, ¡no es algo que deberías decirle a la cara a alguien a quien acabas de conocer!
—Pero no quieres que un extraño murmure a tus espaldas, ¿verdad? —preguntó Illia-san.
—... ¿eh? Bueno, claro que no querría eso.
—Pues no somos extraños murmurando a tus espaldas, así que todo está bien.
—Nada está bien.
—Y ahora que eso está resuelto, Lucas, cuéntale lo que ocurre.
—¡¿Cuándo ha sido resuelto nada?!
—Sí, sería hace unos seis meses...—empezó a contar Lucas, ignorándome completamente.
... serán...
—Un dragón de color negro llegó a esta ciudad, pacífica hasta entonces. El dragón se instaló en las montañas del oeste, y comenzó a amenazar a los ciudadanos. Cada diez días le darían dos repollos y un gran plato de piezas de cerdo. Si no, un gran desastre asolaría la ciudad. Al principio la gente se resistió valientemente a la amenaza. Pero... tal cual había dicho el dragón, eventos siniestros comenzaron a ocurrir, como niños quedando atrapados en zanjas, vacas con dificultades para parir y otros eventos sin explicación... ¿eh? ¿Qué ocurre, Lina-san? ¿Por qué has empezado a llorar?
—... pero... si son... nimiedades...
—Bueno... para ti quizás parezcan nimiedades, pero...—empezó a decir Illia-san, con tono crítico. —¡Pero es que la carne de cerdo está muy cara últimamente!
... ugh...
Para empezar... el hecho de que había sido yo quien le abordase estaba, hasta cierto punto, basado en mis propios cálculos. Había dicho que era un dragón de color negro, en otras palabras, el oponente sería un dragón negro. Ya que no tendría sentido que un dragón dimos se encontrase en un lugar como éste. Los dragones negros son moderadamente más fuertes comparados con el resto de dragones, pero les encantan las joyas, el oro, la plata y todo lo que brille. Lo que quiere decir... que, para mí, es un oponente muy interesante, fácil de derrotar y rentable.
¡Ayudar a los aldeanos en problemas y conseguir el tesoro del dragón negro! ¡No puedo dejarles hacer solos este tipo de trabajo!
Y por eso le llamé la atención... pero, ¿cuánto tendrá un dragón de pequeño tamaño que pide repollos y cerdo de los aldeanos? Aunque como ya les he llamado la atención, no puedo decir ahora “lo dejo porque no creo que consiga mucho dinero”.
Lucas-san había seguido hablando a pesar de mi conflicto interno.
—En cualquier caso, los aldeanos no tuvieron más remedio que llorar y ofrecer sus repollos y sus cerdos... ¡y así llevamos ya medio año! ¡Si esto continua así, la ciudad será destruida!
... ¿qué clase de ciudad sería destruida por repollos y carne de cerdo?
—Además... además...—empezó a decir Lucas-san con lágrimas cayéndole de los ojos. —Quién tiene que ofrecer el repollo y la carne de cerdo la próxima vez... es... ¡la casa de Illia!
—¡Está bien, Lucas! ¡No pasa nada! —dijo ella también llorando. —Por eso... por eso hay que salvar la ciudad... yo... yo...
—¡Idiota! ¡No dejaré que eso pase! ¡Me haré cargo del dragón yo mismo!
—¡De eso nada! ¡Te matará! ¡Por favor, Lina-san! ¡Ayuda a Lucas!
... ah...
—Entonces, Lucas-san... ¿me estás diciendo que vas a arriesgar tu vida enfrentándote al dragón para proteger los repollos y la carne de cerdo?
—¡Lina-san! Tal vez parezca irracional de primeras, ¡pero un hombre daría su vida en una pelea por aquellos a los que ama, sin importar lo que gane o pierda! ¡Es lo que significa ser un hombre!
—No, no me refiero a eso...
—¡Por favor, préstame tu fuerza! ¡Únete a mí y derrotemos a ese dragón juntos!
—¡Espera, Lucas! ¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tienes que hacer algo tan peligroso?! Si es tan peligroso, ¿por qué no dejamos que se encargue Lina-san?
... oye...
Lucas-san agarró suavemente a Illia-san de los hombros.
—Escucha con atención, Illia. Si fuese por mí, no me importaría morir o que muriésemos cualquiera de los dos.
... oye, oye...
—Pero este dragón es un problema para toda la ciudad.
... bueno... parece que al menos tiene cierto sentido de la responsabilidad.
—Piénsalo. Los dragones siempre atesoran oro y plata. ¿Permitirías que cualquiera se llevara eso?
... retiro lo dicho...
—Lo entiendo... si estás tan convencido, no te detendré. —dijo Illia-san secándose las lágrimas. —Pero, a cambio, te acompañaré.
—¡¿Illia?!
—Sería tan delicioso... no puedo dejarte pasar por ese peligro...
—¡Imposible! ¡No puedo dejarte hacer algo tan peligroso que podría reducir mi porción...!
Claro. Por fin me he dado cuenta.
Estos dos simplemente son avariciosos.
Y así...
Aunque no lo entiendo, pero antes de que lo supiera, los tres estábamos dirigiéndonos a la montaña donde vivía el dragón.
—... por cierto, Lucas-san, ¿cómo de grande es ese dragón negro? —le pregunté, yendo por delante de mí.
—Bueno... no lo hemos visto, pero... ¿por qué preguntas por su tamaño?
—Los dragones se vuelven más grandes y más fuertes según crecen. En otras palabras, sabiendo que tu oponente es un dragón negro o un dragón rojo, y conociendo su tamaño, puede determinarse aproximadamente su edad y su fuerza.
—Quizás... recuerdo que mi padre me contó que sacaba la cabeza por encima de los árboles en el bosque y les miraba desde arriba. —dijo Illia.
—¡¿Tenía la cabeza sobre los árboles?! —no pude contenerme y pregunté.
—Sí. Ocurrió cuando mi padre, el alcalde y otras 10 personas estaban de caza en esta montaña. Se mostró de repente y es cuando hizo su petición. Así que todos volvieron corriendo a la ciudad...
—Vaya...—dije poniendo cara seria.
Considerando el tamaño de los árboles de por aquí, y que mostraba su cabeza por arriba... es bastante grande para un dragón negro.
—Entonces creo... que debe tener unos 400 años... eso es problemático...
—... ¿eso es que es peligroso?
—Es posible. —respondí.
Muchos dragones pueden usar magia. A día de hoy, los humanos han llegado a poder utilizar hechizos poderosos, así que ya no basta con ser grande, fuerte y poder usar un aliento de fuego. Incluso se dice que hay dragones dorados capaces de utilizar hechizos que anularían un Drag Slave. Pero, aunque no llegue a eso, si el dragón negro puede utilizar algunos hechizos y esté experimentado en combate, será un poderoso enemigo. Que bueno, si fuese solo yo no tendría ningún problema, pero no es lo mismo con estos dos.
—En cualquier caso... es peligroso acercarnos sin un plan, necesitamos alguna estrategia. Oye, Lucas-san, ¿podrías enseñarme alguna ruta alternativa para acercarnos lateralmente y no de frente? Me gustaría también comprobar el terreno.
De primeras no me respondió al escucharme.
—Sí. Lo haría, si fuese posible.
.......
—No estoy preguntando por si es posible o no, estoy pidiendo hacerlo.
—Es imposible. No sabemos dónde está.
... oye...
—¡E... espera un momento! Entonces, ¡¿estamos dando vueltas sin tener un destino?!
—¿Cómo que sin destino? ¡Tenemos un destino, que es encontrar al dragón! ¡Ésta es una táctica de distracción!
—¡Idiota!
—Bueno, ahora que estás convencida, continuemos nuestra búsqueda. —dijo Illia con una sonrisa.
—¡¿Quién ni cuándo me he convencido?! ... si así están las cosas, ¡me marcho!
—¡No! ¡No digas eso! No creo que Luchas y yo seamos capaces de derrotar al dragón...—dijo, cruzando las manos delante de su pecho y con los ojos llorosos.
—¡No te preocupes, Illia! —dijo Lucas, envolviendo las manos de Illia con las suyas y apretándolas. —¡Yo te protegeré, te lo prometo! ¡Sin importar lo que ocurra!
... no me importa... pero ojalá dejasen de comportarse como si estuviesen en una obra de teatro...
—... está bien, no pasa nada, no es que haya dicho que no quiera enfrentarme al dragón...
—Lucas ♥
—Illia ♥
......
—Dill Brand.
GUIIIIIIIIII
—¿Podéis escucharme por un momento? Lo que quiero decir, es que en vez de estar dando vueltas sin sentido en este lugar, intentando localizar el escondite del enemigo, es más fácil hacerle salir. Aunque queráis encontrar su escondite para haceros con su oro, plata y sus tesoros, lo haréis más tranquilos una vez que el dragón haya sido derrotado, ¿verdad?
........
—¿Verdad?
Pero ninguno de los dos reaccionó a mi perfecto plan. Se quedaron tirados en el suelo, sin moverse.
... quizás es que... me había pasado un poco... con ese Dill Brand...
—... lo haréis más tranquilos una vez que el dragón haya sido derrotado.
—Ya... ya veo... es verdad. —asintió Lucas-san al escucharme.
Me parecía notar una pizca de miedo en sus ojos mientras me miraba, pero no había mucho que pudiera hacer. Además, ya les había curado con el Recovery, así que debería ser un hombre y dejarlo pasar.
—Pero... ¿cómo hacerle salir? —preguntó tímidamente Illia-san.
—¿Cuándo es el próximo día de la ofrenda?
—Mañana por la noche... ¡ah, claro! —dijo Illia-san juntando sus manos. —¡Vas a usar un patrón típico de las historias heróicas! Lina se disfrazará de un repollo y emboscará al dragón...
—¡¿Por qué me disfrazaría de eso?! En vez de eso, cuando los repollos y la carne de cerdo esté lista, ¡nos escondemos en las sombras y esperamos que venga el dragón!
—¡Un momento, Lina-san!
A Illia-san le cambió el color de la cara.
—Entonces... ¡¿tendré que comprar repollo y carne de cerdo?!
—Bueno... sí, es verdad, pero... piensa en cuándo dinero podrás conseguir una vez que derrotemos al dragón...
—Sí... sí, tienes razón. —dijo asintiendo con determinación. —Está bien, lo haré. ¡No importa lo que ocurra conmigo, me aseguraré de preparar el repollo y la carne de cerdo!
—¡Illia!
—A cambio de quedarme con el 40% de los beneficios...
—¡Nada de eso, Illia! No puedo permitir que seas la única responsable de pagar la ofrenda... ¡no puedo hacer algo tan cruel!
Lucas-san la agarró de la mano y le dijo algo un tanto incomprensible.
—Yo también... ¡yo también pagaré la mitad!
—¡Lucas! ¡No! ¡No hagas tal locura!
... pero qué... tonterías...
—Nada de eso, Illia... estoy dispuesto a pagar por un repollo y algo de carne de cerdo por ti.
—Ah... ♥ Lucas... ♥
De nuevo se quedaron mirándose el uno al otro, y cuando me di la vuelta lentamente, sus voces se habían armonizado.
"Así tendré el 80% de los beneficios."
... si es que... son lo que no hay...
Y así... llegó el día.
En mitad del bosque que se extiende a pie de la montaña había un pequeño altar de decoración rústica. Era el lugar donde se colocaban las ofrendas para el dragón.
Bueno, se le podría llamar altar aunque apenas era una mesa con una tabla por encima para protegerla de la lluvia y del rocío, algo bastante pobre. Según Lucas-san, no se había construido un muro alrededor para que al dragón le fuese más fácil obtener las ofrendas, pero... ¿es cosa mía o daba la sensación de que habían racaneado en los materiales de construcción? Había clavos sobresaliendo...
... hasta un niño haría un mejor trabajo...
Bueno, qué se le va a hacer.
Era de noche. Por supuesto, aparte de nosotros tres no había nadie más.
El plan era esperar a que apareciese el dragón, seguirlo en secreto, localizar su madriguera, y acabar con él. En cierto momento pensamos en pedir la ayuda de los aldeanos, pero estaba claro que se opondrían, y además, no caería bien la idea de reducir el porcentaje. Decidimos que mejor nos hiciéramos cargo nosotros mismos.
La luna pasaba solitaria en el cielo nocturno.
El dragón negro aún no había aparecido.
—... aún no viene...—murmuró Illia-san.
Lucas-san mostraba en su rostro su ansiedad.
—¿Crees que... se habrá dado cuenta? Si nos ha olido o algo...
—¡Silencio! —dije para acallar a Lucas-san.
—Hay algo ahí...
Sí... no me equivocaba. Definitivamente algo se estaba moviendo en la oscuridad. En las sombras... se escuchaban algunos pasos sobre la hierba.
No mucho después... una sombra apareció en la oscuridad. Pero... no era un dragón.
Una túnica negra le cubría todo el cuerpo, y una capucha negra le cubría la cara. Entre la oscuridad y la capucha no podía verle la cara, pero aún así estaba claro que era un hechicero A.
Podía notar que Illia-san y Lucas-san estaban molestos. ¡El hechicero se había acercado al altar sin pensárselo! ¡Había sacado un par de bolsas de un bolsillo y estaba echando dentro el repollo y la carne de cerdo!
El hechicero volvió a colocar el plato en el altar y comenzó a dirigirse de regreso a la ciudad como si no hubiese pasado nada.
—… ¿qué… qué ha sido eso? —murmuré.
—… ¿lo has visto?
Illia-san asintió al escuchar la pregunta de Lucas-san.
—Sí… lo he visto… sin duda alguna era…
—Sí… el alcalde…
GUH
No pude contenerme al escuchar eso.
—¡Un momento! ¡¿Qué quieres decir?!
—No hay nadie más en la ciudad que tenga esas pintas tan sospechosas, salvo el alcalde. —dijo Lucas-san firmemente.
… así que pintas sospechosas… ciertamente parecía sospechoso, pero…
—El alcalde era antiguamente un hechicero errante. Sin duda alguna era sospechoso. —dijo Illia.
—¡Un momento! ¡¿Y por qué alguien tan sospechoso ha llegado a ser alcalde de la ciudad?!
—Todos estuvimos de acuerdo en que tener un alcalde así sería algo novedoso.
… vaya…
—¡Que sea novedoso no significa que sea algo bueno!
—¿Acaso el mundo no es así?
—Sí… eso es verdad… ¡en cualquier caso! ¡¿Qué hacía el alcalde aquí?!
—¡A mí no me preguntes!
… cierto.
—¡Será mejor que le sigamos! —dijo Lucas-san, saliendo de los arbustos.
—Como imaginaba…—susurró Lucas-san con amargura.
Ambos tenían razón… seguimos al hechicero y llegamos hasta la casa del alcalde.
—Pero ¿en qué estará pensando el alcalde robando las ofrendas para el dragón…?
—Bueno… voy a acercarme a comprobarlo. Vosotros quedaos aquí.
Tras decir eso, conjuré el hechizo Levitation y aterricé silenciosamente en el tejado de la casa, junto a un tragaluz. Desde el interior se filtraba la tenue luz de una lámpara. Se escuchaban unas voces.
Abrí la ventana un poco. Dentro estaba el alcalde, vestido como un hechicero, y otra persona. Una mujer de mediana edad con una mirada mezquina.
—Fu. ¿Y bien, qué tal ha ido? —dijo, apoyándose en el hechicero.
Imagino que era la esposa del alcalde.
—Muy bien. Justo como planeaste.
—Fufufu. Usaste tu magia para hacer que los estúpidos aldeanos se imaginaran un dragón que no existe y les hicieran ofrendas de repollo y carne de cerdo.
—Y eso nos ayuda mucho con nuestros gastos de comida. Ni un dios se hubiera dado cuenta de nuestro truco. Eres una mala mujer.
—Vaya. Me pregunto quién habrá hecho que sea así…
—[Hahahahaha]
… pero qué…
Me había quedado sin palabras.
¡¿Qué hacían estos dos explicando tan abiertamente su plan malvado?! Sería mejor investigar un poco más todo esto… pero mientras estaba pensándolo…
PAM
La puerta de la casa del alcalde se abrió con un estruendo.
—¡He oído todo lo que habéis dicho!
Esa voz era la de…
—¡Oye tú, Lucas! ¡¿Por qué estás aquí?! —gritó el alcalde sorprendido.
Parecía que habían escuchado lo que el alcalde había dicho, se enfadó y entró corriendo.
—¿Qué por qué? ¡Eso tendría que decirlo yo! Alcalde, ¡¿por qué has cometido un crimen tan espantoso?!
—¡Fu! ¡Lo sé! ¡Es que está muy sabroso frito y con miso!
… nadie está hablando de eso.
—¡Maldito seas! —gritó Lucas-san, desenvainando su espada y cargando indiscriminadamente.
Vaya un mal genio. Aunque no era momento de quedarse mirando sin más…
El alcalde retrocedió y empezó a conjurar un hechizo.
El hechizo parecía ser… ¡¿una ilusión?!
Lo cierto es que yo no puedo usar este tipo de magia. Nunca me he preocupado por aprenderla. Por supuesto sé que, si se utiliza bien, este tipo de magia puede ser más efectiva que algunos hechizos básicos de ataque, pero…
Por ejemplo, si se quiere usar este hechizo para mostrarle a alguien un dragón, el conjurador necesitaría visualizar en su mente la imagen del dragón, para después amplificar y materializar esa imagen a través de un hechizo y enviarla a la mente de otra persona. De esta manera, el dragón es claramente visible para la persona sobre la que se ha conjurado, pero por supuesto ni el hechicero ni ninguna otra persona lo verían.
Por eso no me gustan las ilusiones. Dicho de otra manera, desde la perspectiva de otras personas, no es algo excitante en absoluto, al revés, lo cierto es que sería, como mínimo, estúpido.
Por ejemplo, tomad la batalla que está teniendo lugar junto a la ventana. El alcalde está subiéndose en sillas y mesas, completando su hechizo mientras retrocede.
—¡Toma esto, Lucas! ¡Mi técnica ilusoria! ¡Ven, dragón negro!
En ese momento, Lucas era perfectamente capaz de ver la forma de un enorme dragón negro.
Por supuesto, yo no veía nada.
—¡¿Cómo te atreves?! —gritó Lucas-san. —¡¿Quién se achantaría ante un dragón del que se sabe que es una ilusión?!
Ignorando lo que veía, cargó directamente contra el alcalde.
Pero…
HAAAAA
Fue un sonido bastante bueno.
POM
Lucas-san recibió el impacto directo de un jarrón en la cara y cayó al suelo.
Dejad que me explique.
El alcalde había advertido a Luchas de lo que iba a hacer, y al mismo tiempo, le lanzó un jarrón cercano. Por supuesto, había predicho que Lucas ignoraría la ilusión del dragón e iría directo hacia él. Dicho de otra manera, el alcalde utilizó la ilusión para cegarle.
… bueno, puedo explicar esto porque conozco las circunstancias, pero si fuese a contar exactamente lo que vi, diría “Lucas-san se dirigió de cabeza contra un jarrón que el alcalde le había lanzado y cayó al suelo”.
Para ser honesta, no hay nada más estúpido que esto.
—¡Aaah! ¡Lucas!
Illia-san se acercó corriendo a él. Entonces, miró hacia arriba.
—¡Lina-san! ¡No te quedes ahí, baja y pelea!
…¡ah!
—¡¿Qué?! ¡¿Hay alguien más?!
El alcalde miró hacia arriba con pánico.
… Illia-san… lo has estropeado… había planeado esperar a que el alcalde bajase la guardia para golpearle con una patada voladora o algo desde arriba, pero ahora ese plan se había arruinado.
Bueno, ¡ya solo queda atacarle directamente!
—¡Haaa!
Salté desde el tragaluz al interior de la casa. Para cuando aterricé, el alcalde ya estaba conjurando un hechizo.
Me di prisa en conjurar también un hechizo. Pero… ¡fue más rápido!
—¡Illusion!
Cuando el alcalde mencionó las Palabras de Poder… todo a mi alrededor se había convertido en una pradera sin fin.
Por supuesto… sobra decir que era una ilusión. Para mí podía parecer que era una pradera, pero aún estaba dentro de la casa del alcalde, y tanto el alcalde como Illia-san debían estar cerca.
Así que usé el hechizo que había estado conjurando.
—¡Flare Arrow!
Disparé en la dirección donde pensaba que estaba el alcalde.
POM
Escuché el sonido de la flecha ardiente golpeando algo.
—¡¿Pero qué…?!
Era una voz de mujer a mi derecha. La de la esposa del alcalde.
¡Allí!
Salté en la dirección de la voz y de la presencia, dando patadas al azar.
POM
¡Algo pesado y suave! Y entonces el sonido de algo cayendo. Parece que logré golpear algo.
Desafortunadamente, la flecha ardiente había fallado. Si hubiera sido suficiente para matar al alcalde, la ilusión se habría desvanecido sin más.
… ¿dónde está…?
Cerré los ojos y comencé a concentrarme en las presencias cercanas.
El viento sopló.
Rápidamente salté hacia un lado. Escuché el sonido de algo de cerámica rompiéndose donde me había encontrado hace un momento, seguido del ruido de unos pasos. Y entonces… ¡una presencia!
—¡Allí!
¡Lancé un puñetazo! ¡Acerté y se escuchó un grito!
—¡Aaaaaah!
… ¿eh?
Esa voz… ¡¿era la de Illia-san?!
… parece que me he equivocado y la he dejado sin sentido. Bueno, lo pasado, pasado está y no puede hacerse ya nada. Todo el mundo se equivoca.
En esta situación, podría usar un Dill Brand o un Mega Brand y el combate terminaría fácilmente, pero desafortunadamente, no pueden utilizarse en suelos de madera como éste.
La batalla había alcanzado un punto muerto.
Mi oponente estaba manteniendo la técnica, por lo que no podía conjurar ningún otro hechizo, y si intentaba un ataque directo, había la posibilidad de que le contraatacara y le derrotara.
Hubo un tenso silencio.
Otro momento.
Otro momento.
… me estoy aburriendo.
¡Aaah! ¡En este caso, tengo que resolver esto rápidamente!
Comencé a mover mis manos alrededor. Cerca encontré un objeto misterioso. ¡Vaya!
Entonces comencé a conjurar un hechizo.
—Ser oscuro como el crepúsculo, ser carmesí como una corriente de sangre…
—¡¿El… el Drag Slave?!
Escuché la voz que venía de un lado.
—¡Te encontré!
¡Lancé la silla que había encontrado en dirección de la voz!
GUAAARGH
Junto con el sonido del golpe, la pradera que me había estado rodeando desapareció.
Era la única que quedaba de pie en la casa destrozada.
—¿Puedo preguntarte una cosa? —preguntó el alcalde deteniéndose mientras los ciudadanos me iban empujando. —Si… si no hubiese dicho nada, ¿qué habrías hecho entonces?
—Eso es un se·cre·to ♥
La cara del alcalde palideció al escuchar mi respuesta.
—¡Maldita! ¡Estabas planeando usar de verdad el Drag Slave!
Los ciudadanos se llevaron al alcalde, que estaba haciendo mucho ruido.
—Gracias, Lina. —dijo Lucas-san bajando la cabeza. —Gracias a ti se ha salvado la ciudad. Así que… es poca cosa, pero he preparado una pequeña muestra de mi gratitud. Por favor, acéptala.
Y entonces… al día siguiente, dejé la ciudad.
Llevaba en mi saco diez repollos a modo de gracias…
… buah buah…
La batalla por las verduras: FIN |