Lost Slayers
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#1 - La batalla por las verduras
Slayers Special #4 - La conspiración de la Asociación de Hechiceros

A continuación podréis encontrar la traducción al español del primer capítulo de la cuarta novela de la saga Slayers Special, べぢたぶる攻防戦 (vegetable koubou-sen).

La traducción está hecha directamente desde el japonés, usando como base los scans de la propia novela y utilizando para las imágenes todos los scans disponibles, tanto de su publicación original en la Dragon Magazine en Mayo de 1992, así como su posterior recopilación en novela, tanto en edición física como digital.

Traducción, adaptación y revisión: shansito
para Lost Slayershttps://www.lost-slayers.net

Todo lo perteneciente a Slayers es © Hajime Kanzaka, Rui Araizumi, Kadokawa Shoten y otros, según proceda.

Proceso de traducción: 8/33 - 24% en proceso

 

La batalla por las verduras

—¡Déjame, Illia! ¡No puedo seguir dejando que haga lo que quiera!

—¡Pero…!

Apartándose de la mujer, el hombre dirigió su voz al interior del establecimiento.

—¡Alguien, quién sea…! ¡¿Es que no hay nadie que pueda ayudarme?!

—Oye, oye, Lucas… ¿a qué viene ese escándalo?—se dirigió al hombre el dueño del establecimiento.

… se me pasó por la cabeza que este chico era una especie de héroe local...

—¡Hay que acabar con él…! ¡Con ese maldito… con ese dragón negro!

Tal cual suena.

Sus palabras habían hecho que todos quedaran en silencio.

—Me… me gustaría oír esa historia.

Fui yo quien se decidió a romper el silencio.

—Ah… ¿y tú eres...?—me preguntó el hombre.

—Lina. Lina Inverse.

—Ah, ya veo… tú eres…

Lucas se sentó a mi mesa, asintiendo con la cabeza. Era un hombre con corto pelo moreno y complexión robusta, aunque no era muy alto. Estaba equipado con una espada larga y una armadura de cuero, un equipo bastante ordinario.

—¿Es famosa? —le preguntó Illia-san en un susurro, sentándose a su lado.

Parecía ser una simple chica de aldea. Era hermosa, delgada y tenía la piel clara.

—Sí. Estoy seguro que habrás oído los rumores. Ya sabes, Lina Inverse, la que llaman “inmutable ante la pisada de un dragón”, o “sobras de la comida del gran rey demonio”.

—Ah, ya.

—Oye, un momento.

—[¿Qué ocurre?] —dijeron los dos a la vez.

—¡¿Cómo que qué ocurre?! ¡¿A qué vienen esos apodos?!

—Ah, pero…

—Para empezar, ¡no es algo que deberías decirle a la cara a alguien a quien acabas de conocer!

—Pero no quieres que un extraño murmure a tus espaldas, ¿verdad? —preguntó Illia-san.

—… ¿eh? Bueno, claro que no querría eso.

—Pues no somos extraños murmurando a tus espaldas, así que todo está bien.

—Nada está bien.

—Y ahora que eso está resuelto, Lucas, cuéntale lo que ocurre.

—¡¿Cuándo ha sido resuelto nada?!

—Sí, sería hace unos seis meses…—empezó a contar Lucas, ignorándome completamente.

… serán…

—Un dragón de color negro llegó a esta ciudad, pacífica hasta entonces. El dragón se instaló en las montañas del oeste, y comenzó a amenazar a los ciudadanos. Cada diez días le darían dos repollos y un gran plato de piezas de cerdo. Si no, un gran desastre asolaría la ciudad. Al principio la gente se resistió valientemente a la amenaza. Pero… tal cual había dicho el dragón, eventos siniestros comenzaron a ocurrir, como niños quedando atrapados en zanjas, vacas con dificultades para parir y otros eventos sin explicación… ¿eh? ¿Qué ocurre, Lina-san? ¿Por qué has empezado a llorar?

—… pero… si son… nimiedades…

—Bueno… para ti quizás parezcan nimiedades, pero…—empezó a decir Illia-san, con tono crítico. —¡Pero es que la carne de cerdo está muy cara últimamente!

… ugh…

Para empezar… el hecho de que había sido yo quien le abordase estaba, hasta cierto punto, basado en mis propios cálculos. Había dicho que era un dragón de color negro, en otras palabras, el oponente sería un dragón negro. Ya que no tendría sentido que un dragón dimos se encontrase en un lugar como éste. Los dragones negros son moderadamente más fuertes comparados con el resto de dragones, pero les encantan las joyas, el oro, la plata y todo lo que brille. Lo que quiere decir… que, para mí, es un oponente muy interesante, fácil de derrotar y rentable.

¡Ayudar a los aldeanos en problemas y conseguir el tesoro del dragón negro! ¡No puedo dejarles hacer solos este tipo de trabajo!

Y por eso le llamé la atención… pero, ¿cuánto tendrá un dragón de pequeño tamaño que pide repollos y cerdo de los aldeanos? Aunque como ya les he llamado la atención, no puedo decir ahora “lo dejo porque no creo que consiga mucho dinero”.

Lucas-san había seguido hablando a pesar de mi conflicto interno.

—En cualquier caso, los aldeanos no tuvieron más remedio que llorar y ofrecer sus repollos y sus cerdos… ¡y así llevamos ya medio año! ¡Si esto continua así, la ciudad será destruida!

… ¿qué clase de ciudad sería destruida por repollos y carne de cerdo?

—Además… además…—empezó a decir Lucas-san con lágrimas cayéndole de los ojos. —Quién tiene que ofrecer el repollo y la carne de cerdo la próxima vez… es… ¡la casa de Illia!

—¡Está bien, Lucas! ¡No pasa nada! —dijo ella también llorando. —Por eso… por eso hay que salvar la ciudad… yo… yo…

—¡Idiota! ¡No dejaré que eso pase! ¡Me haré cargo del dragón yo mismo!

—¡De eso nada! ¡Te matará! ¡Por favor, Lina-san! ¡Ayuda a Lucas!

… ah…

—Entonces, Lucas-san… ¿me estás diciendo que vas a arriesgar tu vida enfrentándote al dragón para proteger los repollos y la carne de cerdo?

—¡Lina-san! Tal vez parezca irracional de primeras, ¡pero un hombre daría su vida en una pelea por aquellos a los que ama, sin importar lo que gane o pierda! ¡Es lo que significa ser un hombre!

—No, no me refiero a eso…

—¡Por favor, préstame tu fuerza! ¡Únete a mí y derrotemos a ese dragón juntos!

—¡Espera, Lucas! ¿Por qué? ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tienes que hacer algo tan peligroso?! Si es tan peligroso, ¿por qué no dejamos que se encargue Lina-san?

… oye…

Lucas-san agarró suavemente a Illia-san de los hombros.

—Escucha con atención, Illia. Si fuese por mí, no me importaría morir o que muriésemos cualquiera de los dos.

… oye, oye…

—Pero este dragón es un problema para toda la ciudad.

… bueno… parece que al menos tiene cierto sentido de la responsabilidad.

—Piénsalo. Los dragones siempre atesoran oro y plata. ¿Permitirías que cualquiera se llevara eso?

… retiro lo dicho…

—Lo entiendo… si estás tan convencido, no te detendré. —dijo Illia-san secándose las lágrimas. —Pero, a cambio, te acompañaré.

—¡¿Illia?!

—Sería tan delicioso… no puedo dejarte pasar por ese peligro…

—¡Imposible! ¡No puedo dejarte hacer algo tan peligroso que podría reducir mi porción…!

Claro. Por fin me he dado cuenta.

Estos dos simplemente son avariciosos.

La batalla por las verduras: continuará

 

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